Vivir la Navidad con la “alegría” que supone, para muchos, está bastante lejos de su alcance emocional. Abordar este tema desde la perspectiva psicológica es vital para comprender a quienes no sintonizan con la “magia” de esta época y que la atraviesan de manera solitaria, con un nudo en la garganta y una sonrisa forzada.
Aunque para algunas personas, esta época sabe a chocolate y suena a “All I Want for Christmas is You” de Mariah Carey; para otras, estos mismos estímulos disparan cuadros de depresión, ansiedad, trastornos de conducta alimentaria, entre otras problemáticas de salud mental que, de no ser bien gestionadas y/o comprendidas por quienes están a su alrededor, pueden desembocar comportamientos peligrosos e incluso instaurar ideaciones suicidas.
Si eres tú quien se encuentra en una situación así, quiero decirte que no hay nada malo en ti. No eres “raro”, ni el “Grinch” de la Navidad. Tu cerebro, específicamente la amígdala (estructura subcortical relacionada con las emociones), está reaccionando a los estímulos del ambiente que para ti, son adversos.
Te explico. El ciclo de nuestro comportamiento explicita o implícitamente manifiesto se da de la siguiente manera. Los pensamientos, que provienen de los recuerdos o estímulos en tiempo presente, desencadenan emociones, algunas agradables, otras no; para finalmente expresarse en comportamientos adaptativos o desadaptativos.
Por lo tanto, si a lo largo de tu vida – sea reciente o de tu pasado- experimentaste algún evento desfavorable relacionado con la Navidad; es posible que el sabor a chocolate, los villancicos, el olor a palo santo, los foquitos intermitentes y, en definitiva, toda la parafernalia navideña para ti signifique tristeza, dolor, angustia, enojo, entre otros efectos que, estoy segura, desearías no tener.
Sin embargo, te tengo una buena noticia, RESIGNIFICAR LA NAVIDAD ES POSIBLE. Pero, ¿cómo estar bien en Navidad si han pasado situaciones dolorosas? Sería incongruente pedirte que te sientas feliz cuando posiblemente atraviesas una ruptura amorosa, la pérdida de un ser querido, problemas económicos, desempleo, entre otras circunstancias que han alterado tu vida.
Es lógico y esperado que en esta época se agudicen las emociones difíciles de transitar. No obstante, te comparto algunas estrategias que puedes aplicar para hacer que esta Navidad sea más llevadera y quién sabe, hasta la termines disfrutando.
1. Medita: te recomiendo que asignes un momento del día – de preferencia antes de reunirte con tu familia- para confrontar esa situación.
2. Acude con tu psicólogo/a_: si sientes que estás desbordado/a emocionalmente, toma una cita psicoterapéutica de emergencia. La contención emocional de la mano de tu psicólogo/a, puede marcar un cambio significativo en este día.
3. Toma contacto con tu red de apoyo: habla con personas de tu confianza y cuéntales cómo te sientes. El tener conexiones positivas en estas fechas te ayudará a percibir la Navidad de una manera más amigable. Si siente que no tienes esta red de apoyo, regresa al punto 2.
4. Vive el aquí y ahora: posiblemente este año la mesa familiar esté incompleta, hayas roto vínculos con personas que amabas y que ya no están. Sin embargo, si te permites abrir el zoom de tus pensamientos, podrás notar que alrededor tuyo hay personas que están contigo en tiempo y espacio; disfruta su presencia y permítete sentir y dar afecto.
5. Adáptate los cambios: la vida está en constante transformación. Aferrarte a lo que “fue y ya no es” o a lo que “pudo ser”, es una vía directa a la tristeza y al sufrimiento. Si esta Navidad, por decisión o por circunstancias de la vida, vas a pasar solo/a, disfruta de tu propia presencia. Regálate tiempo de calidad con los recursos que tienes a tu disposición.
Sé amable contigo. Te deseo una Navidad libre de ansiedad y depresión. Te deseo una mente tranquila y un corazón alegre.
Precioso!!
Hermoso y conciliador mensaje, especialmente para esta época de navidad y año nuevo